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Paredes de ladrillo visto para decorar, ¿sí o no?

Empleando las paredes de ladrillo visto para decorar

Las paredes de ladrillo visto para decorar son cada vez más habituales en todo tipo de viviendas y estancias de los estilos más diversos. Resultan muy atractivas por las texturas y tonalidades que aportan y se convierten en una señal de elegancia y personalidad. La clave, al final, es que hacen que cualquier vivienda adquiera un carácter muy marcado.

Es importante señalar que nos referimos a los revestimientos con aspecto de ladrillo, sino a las propias paredes originales de ladrillo, que pueden estar directamente a la vista en los edificios antiguos o ser recuperadas después de una reforma. Es una tendencia de decoración que bebe de los lofts neoyorquinos que se creaban en antiguos espacios industriales.

 

¿Qué tener en cuenta al dejar los ladrillos expuestos para decorar?

Cuando decidimos que las paredes de ladrillo visto para decorar son nuestra opción al realizar una reforma, hay varias cuestiones que deberemos pasar a considerar.

La primera es en qué paredes dejar los ladrillos a la vista. Lo más habitual es hacerlo en las paredes de carga, que deberán ser totalmente limpiadas de pintura, yeso y cualquier otra cobertura que tengan. Una vez hecho eso, habrá que comprobar el estado de los ladrillos, ya que pueden presentar desperfectos inesperados que habrá que solucionar. Cabe mencionar que los ladrillos de las viviendas más modernas suelen estar apilados de forma más ordenada y homogénea que los de las viviendas antiguas.

La segunda cuestión que debemos tener en cuenta es que es posible que al sacar los ladrillos a la vista empeoremos ligeramente el nivel de aislamiento de la pared. Por ese motivo es recomendable sacar los ladrillos solo en paredes interiores, si es posible.

 

¿Dónde encajan bien las paredes de ladrillo visto?

Nuestro consejo es emplear las paredes de ladrillo visto para decorar en su justa medida: no en todas las habitaciones y, dentro de una habitación, no en todas las estancias.

Si no, corremos el riesgo de recargar en exceso el ambiente. En general, este recurso decorativo queda mejor en las estancias de mayor tamaño (salón, cocina, etc.) y en viviendas de estilo industrial o vintage. Si el aspecto final resulta, aun así, demasiado recargado, un truco habitual es pintar los ladrillos de un color ligeramente más claro: de esa forma mantenemos el estilo que hemos elegido, pero evitamos que el ambiente final resulte agobiante u opresivo.

 

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